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Todo es una ramificación de un absoluto. "Mientras el mundo necesite de Dios, siempre existirá el señor oscuro" Tengo que destruir el lenguaje para destruir la forma.... como ella que le quita el poder a las palabras.

viernes, 12 de febrero de 2010

El momento exacto...

Como renació la sabiduría, de una forma muy trivial.
Mientras sosteníamos esas conversaciones que solo se dan en una buena peda (borrachera). El teporocho (el borracho del bar) de la esquina comenzó a tocarse la sien como si recordara algo. Entonces se le vio un destello de luz en su mirada perdida, como si por fin hubiera encontrado lo que tanto había anhelado y comenzó a hablar de una manera incoherente pero dosificada, mi compañero de viaje se dirigió a cagarle el palo pues temía que atentara con sus ideales “filosóficos” y se armara un buen escándalo, he de aceptar de la manera más sublime que yo no me encontraba nada bien, y solo me limite a observar, y por las zarandeada de mi amigo sospecho que el andaba en las mismas. Entre lo trivial y lo real mi amigo le suplico que callara de la manera más cordial, puesto que pronto iba a tener una nariz chueca. En cuanto a mi compa solo mato de un trago a su caguama, claro está para armarse de valor, y corregir los disparates a como diera lugar, de ese pobre tipo que solo hablaba por hablar, que no bebe porque puede, sino porque puede bebe. Al fin al cabo terminar como antes esa horrible angustia que traía con el mismo. Angustia, que le dejo Frankfurt, Nietzsche, Aristóteles, Platón, Sarthe, Sócrates, incluso el mismo Heidegger entre otros, todo ese mal sabor de boca, me percate que le hacía falta una catarsis filosófica, un poco de justicia poética, una torta de justicia social y lo deje ser.
-Abrase viejo estúpido, si Schopenhauer me ha enseñado que debo gritar e insultar cuando no hallo que decir, lo omitiré esta vez ¡¿quién de aquí va a entender lo que es la nada sin explicarla con palabras?! -decía mi compañero de clase, porque en ese momento me atreví a degradarlo por los disparates que comenzó a decir- La nada es nada y punto no existe, y no entiendo porque me dices que tengo diez, a la lógica esa clase de mamadas no le interesa, la nada no sostiene a los pedos sociales, no sostiene a mi persona, ni a la tecnología.
-abrirme, pero ps.. Mi mente no es un vestido que me queda mal, no entiendes cual ha sido tu error que te ha condenado al terror de una mente en blanco y negro, abierto ante las posibilidades estoy, pss no te agüites compa, no todos calculamos, tampoco he buscado estar bien ni estar mal-dijo el borracho sollozando, pero riendo en éxtasis de placer lo señalo- he sido tú y simultáneamente soy nada, he sido aquel, sigo siendo nada y vuelvo a ser yo, y me remonto a la nada.
-¡Bravo! ¡Un aplauso para la nada! El nada… ahora tienes diez- replica mi extraño compañero que al parecer sus tonalidades de voz se mezclaban con el rojo de su cara, la verdad pedí otra ronda, desde mi lugar, quería quitarme ese asco que sentía al ver a mi amigo, o cosa, quería olvidar a esa absurda imagen, o quizás buscaba un pretexto para seguir embruteciéndome, quizás solo debía agarrar cura al ver una guerra sin sentido, pero sólo ahí alguien peleaba, el otro no hacía nada. Uno por explicar sin explicar según él, y otro por llevarle la contraria, pelear por pelear.
-De un momento a otro, los papeles cambian, brindarme ese aplauso, si así lo deseas, tampoco es que no sepa perder, es que no se ceder fácilmente- así hablo el loco así lo llamare puesto que no hallo forma para nombrar algo que no conozco, entre embriaguez y verdad, entre el único instante de conciencia que recuerdo al ver su sonrisa dibujada brinde en silencio, aparte la caguama se calentaba.
-Aquí lo único que cambiara eres tú wei.
-aquí y allá son lo mismo, pero aquí no es así- señalando la cabeza de mi amigo, o ex amigo ya no se, con la botella en la mano dijo aquel loco.
¡Oh, oh, oh, oh!- eso fue lo último que recuerdo que dijo mi buen amigo, puesto que me perdí, en la nada, en la luz de esa lámpara parpadeante, en la música de borracho deprimido,
Cuando volví en mi, vi que mi compa, le estaba invitando tragos aquel loco de la lengua suelta, integrarme no quise puesto que todo me daba vueltas, y las ganas de vomitar se hacían más frecuentes, entendí lo que aquel ser profanador dijo, entendí lo que fue, y me entendí a mí, entendí porque se debía olvidar y no solo por alcohol, si no porque todo se olvida al despertar. Vi al loco que profetizaba la nada, vi al muerto que fundamentalizaba el todo en la sustancia, entendí que el loco peleaba con la nada y con nadie, y que esa nada era él y todos. La nada que sostiene al todo, el todo sostiene en el todo, ese vacío que quedo en silencio se mantiene.
Pues parece increíble cómo se adoctrino mi compa, no sé si el loco buscaba un alumno, o aquel compa sustancial frio y calculador solo quería pasar un buen tripeo, quizás fue mejor para ambos, ya que uno se trago sus palabras académicas pulso cortantes y el otro obtuvo tragos gratis.
Por los rumores que envolvieron el ambiente ya que ese bar “el patio de mi casa” era muy frecuentado por nosotros los “académicos”, o sea por gente que gustaba de hacer mini ficciones, por gente que le gusta recolectar datos, por otros tantos que no están en ninguna parte, me entere que mi compa empezó a citar a un tal Adorno y aun tal Max y quizás hizo el ridículo cuando intento entender los pedos otro pedo del loco. Por eso el loco le dijo una sola vez,
¡Es más para que te preocupas, por más que te esfuerces nunca lo vas a entender, eso es cosa para los que no son de aquí y están aquí! Algo de muerte debe de haber en ti, pero no hay nada de eso.
Eso Me hizo pensar ¿cuál era la diferencia de un loco adiestrado y de un loco libre? Bueno que el loco adiestrado esta frustrado en un pedo sustancial, y el loco por naturaleza es libre dentro de su soledad, uno está en constante cambio, y otro se queda estancado en una doctrina.
Ya mejor decidí irme, las cosas se ponían feas, la música se había tornado a un ojala que las hojas no se qué... aparte había visto ya las trasformaciones del loco, de mi compa, de los cantineros. Era mejor ir por mi embrutecido amigo.
Cuando ya nos íbamos mi amigo aun le pregunto varias de cosas.
-hace un par de horas, señalaste con una botella mi cabeza, ¿cómo... entiendes… la muerte?
- híjole bien simple, solo sufre tu figura la trasformación
-¿siempre estás aquí?
-¡estas pendejo!-con la voz burlona le respondió- yo me muevo tú te quedas, donde se cruza un ciclón y un segundo ahí me puedes buscar.
De ahí, ese encuentro fue la comidilla de la academia, puesto que solo quedo en plática de borrachos. Ambos lados fueron el absurdo, quizás porque ambos vomitaron. Yo seguí mi curso. Y de nuevo me volvía a encontrar sosteniendo conversaciones que solo se dan en una buena peda.